Así lo aseguró el padre de Sabrina Barrientos, una de las jóvenes asesinadas el 11 de febrero en Florencio Varela. A seis meses del asesinato de ella y su amiga Denise Juárez, la investigación continúa estancada. La teoría de que las chicas eran utilizadas como «mulas» no se investigó adecuadamente, según sus familiares.
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A más de seis meses de la masacre de Florencio Varela, en la que fueron asesinadas dos chicas de 16 y 17 años, y otras dos fueron heridas por alguien que les disparó cuando esperaban el colectivo, no hay ningún sospechoso detenido.
El único acusado tiene 14 años y, como es un menor inimputable, nunca será condenado ni quedará preso. Una jueza de Menores rechazó hacerse cargo del expediente porque sostuvo que no había pruebas contra ese chico. Sin embargo, la Cámara Penal de Quilmes le ordenó que lo instruyese.
Ismael Barrientos, padre de Sabrina, denunció que, a pesar de que fue identificado el auto negro en el que su hija y otras tres amigas habían sido llevadas a una quinta de Ezeiza, de donde retiraron un paquete, esa pista nunca se investigó.
La masacre ocurrió el 11 de febrero a las 6.07, a metros de la esquina de Senzabello y Los Andes. Las cuatro menores esperaban el colectivo cuando fueron atacadas. Habían ido a bailar al boliche Santa Diabla. Según mostraron las cámaras de seguridad del municipio, las menores salieron del boliche a las 5.20.
La reconstrucción realizada por el padre de Sabrina determinó que desde el boliche hasta el lugar del ataque recorrieron casi ocho kilómetros. Las menores fueron baleadas a las 6.07. Es imposible recorrer aquel trayecto a pie en 47 minutos. Esta pista tampoco fue investigada por la policía.
Pistas que no se investigan:
Barrientos se refirió a otra pista nunca investigada. «Antes de ir al boliche, un muchacho que se llama Brian pasó a buscarlas. Las llevó en auto a Ezeiza para que entregaran un paquete. Brian, un tal Adrián y su novia reclutan a menores para que lleven droga a los boliches»
El padre de Sabrina continúo: «Como son inimputables, si las detienen no están más de cuatro horas presas y no pasa nada. Por eso los narcos las usan como «mulas»».
Después de que la Justicia liberó por falta de mérito al primer sospechoso detenido por la masacre, el vigilador privado Luis Esteban Weiman, la investigación se quedó entonces sin acusados. Aunque con firmes pistas aportadas por Barrientos y por otros testigos. Estas apuntaban a un sicario que integra una banda narco de la zona.
Sin embargo, hace tres meses, las dos sobrevivientes señalaron a un chico de 14 años como el autor de la masacre. El menor nunca fue detenido. Cuando la policía fue a buscarlo a su casa, su madre dijo que había viajado a Córdoba, a la casa de un familiar.
Ninguna prueba ubicaba al menor en la escena de la masacre, a excepción de los testimonios de las dos heridas. La hipótesis tampoco planteaba un móvil para el ataque y cerraba el caso con un menor inimputable.
Debido a que el sumario tenía víctimas menores y un acusado, de 14 años, las fiscales Mariana Dongiovani y Mariela Rodríguez remitieron el expediente al fuero de Responsabilidad Penal Juvenil, donde se rechazó el expediente.
Sin embargo, la Cámara de Apelaciones y Garantías de Quilmes ordenó que los funcionarios del fuero de Menores debían hacerse cargo del sumario. Por esta cuestión de competencia, la investigación por la masacre no tuvo ningún avance y terminó estancada.
Una hipótesis que no cierra
«No tengo dudas de que le quieren endilgar a un chico de 14 años, que nunca será condenado, la responsabilidad de los homicidios de mi hija y de su amiga. Así, los asesinatos quedarán impunes. Nadie investigó a un muchacho que amenazó a una de las amigas de mi hija, aunque quedó grabado en un video», expresó Barrientos al diario La Nación.
Si se confirmara la sospecha de los responsables de la investigación, las cuatro chicas fueron atacadas por un asesino, de 14 años, que vació el cargador de una pistola 9 milímetros sin fallar ninguno de los 18 disparos que realizó. Mató a dos de las menores e hirió gravemente a las otras dos. Un escenario difícil de imaginar.
«Tengo impotencia y rabia. Vivo en Mar del Plata y trabajo de cocinero. No tengo los medios económicos para viajar a Florencio Varela y estarles encima a las fiscales. Se cumplen seis meses del homicidio de mi hija y no puedo ni ir a llevarle una flor a la tumba de Sabrina», concluyó Barrientos.
«Si me cruzo con el asesino de mi hija lo mato»
«Si alguna vez encuentro al asesino de mi hija, no lo dudo: lo mato. Me sacó el tesoro más preciado que tenía. Sabrina nunca tuvo problemas con las drogas, pero fue víctima de personas que la reclutaron para usarla. Para que llevara cosas que ellos no podían porque si lo hacían los iban a meter presos», expresó Barrientos.
A mediados del año pasado, Sabrina fue llevada detenida a la comisaría. Fue la única menor que los policías aprehendieron en el allanamiento a una parrilla donde se realizaba una fiesta clandestina. Los organizadores de ese evento le habían dado a Sabrina los 20.000 pesos que habían recaudado por las entradas. Esos sospechosos nunca fueron investigados.