Vecinos de Ingeniero Allan, Florencio Varela, se mostraron ofuscados por las prolongadas demoras en la pavimentación de una calle. Aseguran que desde hace casi tres meses las tareas están paralizadas y le exigen al intendente Watson una rápida solución al caos que afrontan todos los días.
La calle en cuestión es Baldomero Fernández Moreno, entre 124 y 1254. Desde hace tiempo que las calles se encuentran cerradas al tránsito y los trabajos no avanzan.
Una mujer cuyos padres viven en la zona, le explicó a Periódico El Progreso lo que ocurre al asegurar que la obra se detuvo alrededor del 15 de diciembre y que, al día de hoy, continúa «abandonada por el irresponsable mayor sentado en el sillón de intendente: Andrés Watson».
«Mis padres viven en Ingeniero Allan, donde desde hace ya cinco meses el municipio comenzó una obra de pavimentación en la calle Baldomero Fernández Moreno que no avanza. En todo este tiempo completaron solamente dos cuadras», explicó Marcela.
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«Dos cuadras en cinco meses. Cinco largos meses, de cuadras cortadas y montañas de tierra, de diez metros de cordón que se hacen en una semana, así de urgente es para el municipio de Florencio Varela que los vecinos vivan un poquito mejor» sostuvo la mujer.
«Son cinco meses en los que estamos, una vez más, a merced de la voluntad de quién sea que tenga que tomar una decisión en este caso; cinco meses de encierro para aquellos que tiene movilidad reducida y no pueden transitar con seguridad por las calles o veredas del barrio».
«Me gustaría, con amabilidad, invitar al intendente a que camine bajo el calor las calles de tierra, de barro y zanjas tapadas de basura y que no elija sacarse una foto o circular en auto por la calle «menos peor». Que conozca lo profundo, lo triste y alienante de vivir en esta condición», expresó Marcela.
«Los políticos todos, tienen esa extraña costumbre de ser poseídos por una amnesia selectiva que se les pasa cuando tienen lo que quieren del ciudadano: votos. Este es casualmente un año electoral. ¿No se le ocurrirá al intendente terminar la obra oportunamente antes de las PASO de agosto, no? No quiero ser mal pensada, pero…» dijo la joven.
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La propia Marcela se tomó unos segundos también para «decirles algo a esos que están y a los que vendrán: No se olviden de que tienen el poder DELEGADO por el pueblo, que no les pertenece sino transitoriamente y que no somos sus rehenes sino sus jefes. No les debemos nada, es su obligación cumplir con los deberes de mandatarios públicos».
«Nos tienen de rehenes de sus antojos: si ellos quieren vamos a vivir dignamente, de lo contrario, viviremos pisando barro, sin agua potable ni cloacas. En última instancia siempre los volvemos a elegir como si un síndrome de Estocolmo colectivo se hubiera apoderado de nosotros. La realidad es que estamos abatidos y no tenemos fuerza ya para reclamar lo justo: vivir dignamente, pero esto tiene que cambiar», concluyó.