Un fallo del Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 6 determinó otorgar prisión domiciliaria a Miguel Osvaldo Etchecolatz. El genocida había sido condenado a prisión perpetua en reiteradas ocasiones. A los 88 años, y tras solicitar la prisión domiciliaria por su edad, vivirá en su casa de Mar del Plata.
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El abogado de Etchecolatz había solicitado el beneficio de arresto domiciliario por el artículo 10 del Código Penal y el artículo 32 de la ley 24.660. Estos refieren que «por entender que la situación del imputado (quien cuenta con 88 años y diversas dolencias) encuadra dentro de las previsiones de la normativa reseñada». Señala además que se trata «del geronte con mayor edad en institución carcelaria en todo el ámbito penitenciario federal”.
El represor, que fue jefe de Policía de la Provincia de Buenos Aires durante la última dictadura, dejó consignado el domicilio de la calle Nuevo Boulevard. El mismo está ubicado en el Bosque Peralta Ramos, en la ciudad de Mar del Plata.
Etchecolatz ofreció «como garante en el cuidado del detenido a su Sra. esposa. La justicia solicitó su “vigilancia mediante un dispositivo de monitoreo electrónico”.
El pedido del defensor oficial se basó en «la existencia de un delicado cuadro de salud por parte de Etchecolatz. Ello amerita el otorgamiento del beneficio solicitado, ya que resulta claro que, más allá de la cronicidad de las patologías que padece el nombrado, con el transcurso del tiempo se ha venido presentando una situación de progresivo deterioro de su salud y estado clínico general».
Además, los jueces determinaron que «se prohíbe la tenencia de armas de cualquier tipo en el domicilio consignado para cumplir el arresto».
Miguel Etchecolatz.
El fallo fue del Tribunal Oral en lo Criminal Federal 6 integrado por los jueces José Martínez Sobrino, Julio Luis Panelo y Fernando Canero.
Miguel Osvaldo Etchecolatz fue una pieza esencial del genocidio en la década de los 70. Tuvo un papel central sobre el aparato represivo dirigido por la Policía en la provincia de Buenos Aires desde 1976. Ademá, fue la mano derecha del general de brigada Ramón Camps.
Se autodenominaba como un “iluminado de Dios” y un defensor de los “valores de la Patria”. Desde 1976 hasta 1979 fue Director General de Investigaciones de la Policía bonaerense. Por esa época, esa fuerza de Seguridad estaba bajo las órdenes del Primer Cuerpo del Ejército.
Desde sus oficinas, Etchecolatz diseñó y organizó los grupos de tareas encargados de secuestrar y torturar a miles de trabajadores y estudiantes en el famoso Circuito Camps. El mismo estaba formado por 29 centros clandestinos de detención, distribuidos en 9 partidos de la provincia. El centro administrativo y logístico del aceitado circuito represivo era la Brigada de Investigaciones más conocida como “la casita” o “la central”.
La desaparición de Jorge Julio López.
Jorge Julio López, albañil y militante peronista del barrio Los Hornos, había sido secuestrado por un grupo de tareas el 27 de octubre de 1976, durante un operativo donde se llevaron a otros militantes del barrio.
López brindó un largo testimonio de sus años desaparecido en 2006. Fue en el marco de la causa que juzgaba los crímenes de Etchecolatz. Dio nombres de detenidos para clarificar algunas causas y acusó directamente al ex comisario de torturar y matar. Semanas más tarde, Julio López desaparecía por segunda vez sin dejar rastro. Todas las sospechas cayeron nuevamente sobre Etchecolatz.
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