El último día de «Pituco», el berazateguense muerto durante los bombardeos a la Plaza de Mayo del 16 de junio de 1955

Bombardeos del 16 de junio de 1955
Bombardeos del 16 de junio de 1955

Héctor Daniel De Arriba

El 18 de octubre de 1945, en las primeras horas de la madrugada, fallecieron dos jóvenes que habían participado de la concentración en la Plaza el día anterior, vivando al coronel Juan D. Perón. Darwin Ángel Passaponti (santafesino, 18 años, estudiante de secundario) y Francisco Ramos (argentino, 21 años) cayeron muertos en la vereda del edificio del desaparecido diario Crítica. Ambos fueron al cementerio de Chacarita, pero los restos de Darwin descansan actualmente en el cementerio local de Moreno GBO, junto a sus padres Trento y Enedina, ambos farmacéuticos.

El 15 de abril de 1953, cuando se desarrollaba un acto de la CGT en Plaza de Mayo y mientras hablaba el presidente Perón, estallaron dos bombas. La segunda mató a seis personas (una mujer y cinco hombres), cuyos nombres y apellidos, resumen de su vida y fotos aparecen en el segundo capítulo del libro. Fueron entrevistados algunos descendientes de esos muertos.

El último día de «Pituco»

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El 16 de junio de 1955, cuando la gente esperaba un desfile de aviones sobre Plaza de Mayo, a las 12.40 horas comenzaron a caer bombas de explosión y fragmentación sobre la Casa de Gobierno, parte de la Plaza, las avenidas Paseo Colón e H. Yrigoyen como también sobre el barrio de Recoleta y Av. Crovara en La Matanza. El gravísimo hecho produjo 214 víctimas -cifra relevada por el autor pero no cerrada, basada en numerosos documentos examinados en diversos repositorios-.

Muchas víctimas de aquel jueves 16 de junio eran vecinos de la zona sur del GBA, entre ellos el berazateguense Julio Ventura Rojas. De 31 años, «Pituco» tenía dos hijos, María Cristina y Mario, y era agente del transporte público (chofer). Los cuatro vivían en una casa ubicada en la calle 475 s/n, entre 16 y 17, Berazategui.

Bombardeos del 16 de junio de 1955
Bombardeos del 16 de junio de 1955

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En el año 2013 fueron entrevistados sus hijos por el Archivo Nacional de la Memoria (ANM), para el proyecto Voces Olvidadas. Allí Mario contó que al momento del bombardeo él tenía ocho meses y su hermana tres años.

Según lo relatado a luego a María Cristina y Mario por su madre, ese 16 de junio «era un día gris» cuando los aviones pasaban por Buenos Aires y papá Julio se preparaba para ir a trabajar en el trolebús. Había sido desplazado de su anterior función y pasado a guarda por haber atropellado a una persona. Julio, recordaron sus hijos, también era delegado gremial de la Unión Tranviaria Automotor.

Aunque su esposa le pidió que no se vaya, Pituco, siempre impecable vestimenta, se puso el mejor traje y sombrero y salió a cumplir con su tarea diaria. El trolebús salió de Cerviño y Las Heras hacia La Boca, de norte a sur. Llevaba escolares recién salidos de las escuelas. La explosión de una bomba arrojada desde el cielo provocó que las esquirlas alcanzaran su cuerpo, provocándole la muerte en el acto: tenía el rostro y el cráneo completamente destruidos.

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Tras la muerte de su esposo, la mujer de Rojas debió hacer frente ella sola a la situación familiar como cantante de tangos en dos radios. Tardó en recibir el cuerpo de Julio, que le fue entregado a cajón cerrado.

Los hijos, que luego pedirían una reparación económica al estado, exhumaron el cuerpo de su padre en el cementerio de Ezpeleta y lo pasaron a nicho: estaba sólo la parte superior del cuerpo, sin piernas.

La historia argentina tiene múltiples hechos sangrientos que deben ser recordados, porque detrás de la violencia física  -disparos de pistolas, bombas, ametrallamiento- ocurrida en la década estudiada hubo víctimas inocentes que merecen ser rescatadas en su esencia vital: la humanidad que las caracterizaba como seres humanos con familia, trabajo, actividades sociales y culturales.

Para este libro fueron consultados todos los repositorios documentales existentes (bibliotecas, hemerotecas, archivos de inhumaciones de varios cementerios), las fuentes on line confiables y se incorporaron datos de familiares de las víctimas de los tres años. 

La obra posee 6 capítulos y aportes inéditos.

El objetivo fue darle vida a las inocentes víctimas: que dejen de ser un nombre y apellido solamente y pasen a la memoria como personas cuyos proyectos quedaron truncos.

Estas muertes no pertenecen a ningún partido político ni gobierno. Son muertos de la Patria Argentina.

Que descansen en PAZ.

*Prof.-Investigador Héctor Daniel De Arriba

[email protected]

El profesor en historia e investigador independiente, Héctor Daniel De Arriba, publicó en octubre de 2022 su último libro sobre tres aspectos sangrientos de la década 1945-1955 en la historia Argentina. Se titula LOS MUERTOS DE PLAZA DE MAYO: 1945, 1953 y 1955. Editorial Dunken, con 368 págs. Ampliamente documentado con Anexo fotográfico y varios testimonios de familiares de las víctimas.