Bombero heroico: rescató de las llamas a una mujer postrada

El Chifu
Destacada labor de los Bomberos Voluntarios de Quilmes.

Por Nicolás Santomé.

Sobran los ciudadanos que, a pura voluntad y casi sin reconocimiento ni fama, ponen en riesgo su vida todos los días para cuidarnos. Quizá el primer ejemplo que se nos viene a la mente sea el de los Bomberos Voluntarios; pero también hay policías, enfermeros, médicos y docentes que realizan un trabajo poco remunerado y, muchas veces, sin ayuda del Estado.

El último miércoles, en una vivienda de la calle Allison Bell al 4000, Gerardo Rojas (El Chifu, para sus amigos y compañeros de cuartel) tuvo una actuación que merece ser destacada. Quizá no sea el único, pero sirve para ilustrar qué cosas están dispuestos a hacer estos héroes (la definición es un cliché, sí, pero ¿que otra definición les cabe?) a cambio de nada, excepto aquello que que el corazón les demanda.

En horas del mediodía, un llamado al cuartel de Guido 87 puso en alerta a todos los Bomberos de esa división. Rojas escuchó la radio a bordo de su auto, cuando salía de retirar a su hijo de 10 años del colegio. No dudó en dirigirse al lugar del incendio y pedir que le llevaran el equipo.

Llegó antes que nadie y se encontró con efectivos de la Policía motorizada que no podían ingresar a la vivienda: el calor y el humo eran impenetrables. Los efectivos, que cuidaban a un niño de 6 años, le indicaron que la abuela del pequeño había quedado en el interior de la casa.

El Chifu (que trabaja como chofer del SAME) se colocó el chaleco identificatorio de BVQ y no esperó por nadie: ingresó sin protección, no sin antes darle un beso a su hijo y pedirle que «por nada del mundo» se baje del auto. «Quedate acá», le dijo, y se metió en la casa con una linterna prestada.

Lo que siguió lo cuenta él: «había mucho humo y la temperatura adentro de la casa era muy alta. Al principio tuve que salir porque no veía nada». Volvió a ingresar y abrió la puerta de la habitación: «no había nadie. Me dirigí hacia otra puerta que estaba entornada y cuando abrí estaba la mujer tirada en el piso, no se podía mover. La levanté y me dijo que le dolía la pierna. La cargué y salí», cuenta como si se tratara de una acción cotidiana.

Gerardo dejó a la mujer en la vereda para que los médicos del SAME la atendieran. En ese momento llegaban sus compañeros de cuartel, quienes en segundos lograron contener las llamas. Él, mientras tanto, volvía al auto donde estaba su único hijo «cuando lo vi se me cayeron las lágrimas», cuenta quien lleva 30 años como Bombero y agradece «a Dios» haber salido con vida.

El reconocimiento del cuartel para con El Chifu no se demoró. Las felicitaciones, los abrazos y elogios quedan entre ellos. Un agradecimiento en las redes sociales con algunos likes y ésta publicación, u otras similares, que pronto olvidaremos, no le hacen mérito. Quizá el rostro de su hijo, del otro lado del vidrio, sí sea suficiente reconocimiento.

 

Bombero heroico
Foto: El Chifu, durante el incendio del Outlet Quilmes (octubre 2017)